04 diciembre 2006

periódico extremadura

Instalados en la música indie-rock más contemporánea, Bloomington necesita volar. La presentación del quinto disco del cuarteto extremeño el pasado sábado en el Gran Teatro de Cáceres fue toda una demostración de fuerza y coherencia con un estilo marcado por la profundidad de sus tres guitarras y el respaldo de la batería.

Ante ni siquiera un centenar de espectadores --principalmente familiares y amigos, una pena-- los hermanos Tato (José, voz y guitarra, y Juan Jesús, batería), Javier Torres (bajo) y Carlos Rubio (guitarra) fueron desgranando en poco más de una hora los nueve temas de Activando la disidencia , su primer trabajo en castellano nacido en febrero de este año tras los cuatro anteriores en inglés (The Magic Bullet Theory (2002), Kill the rock stars we were (2003), Play The Game (2005) y Homenaje a The Cure (2005).

Con la propina de otro puñado de canciones antiguas, la banda nacida en 1994 en Cáceres volvió a reivindicar una forma de hacer música que les ha servido para ser más conocidos fuera que dentro de casa. Sorprende que el calendario de conciertos que aparece en la web se quede corto para los méritos de Bloomington, pero más aún si se mira la calidad del directo.

Sonido compacto, letras atrevidas y, lo más importante, una sensación de que les queda mucho por crecer todavía. La puesta en escena en el Gran Teatro comenzó y acabó de forma sorprendente: una voz en off dejaba bien claro que el capitalismo es, a través de las instituciones, una forma de dictadura encubierta a pesar de que buenas personas las gobiernen. Y para ser fieles a su mensaje de activar la disidencia, Pepe Tato cantó que "hay que hallar detrás del miedo la inercia de sentirse vivo, buscar las palabras que activen de nuevo las voces robadas a nuestro silencio".

Grabado en Cáceres y mezclado en Barcelona, el disco de Bloomington no se permite concesiones de cara a la galería. Parece la historia de un diario duro, a veces seco, a veces frío, de sentimientos e ideas que miran hacia fuera. Palabras es el término que más se repite, como si quisieran buscarlas con ansiedad: "Palabras sin sentido", "palabras que quieren volar sobre el silencio", "palabras que quieren romper la esclavitud del miedo".

Hubo también alusiones al proyecto de la refinería en Tierra de Barros --"Extremadura quiere parecerse a Tejas. Nos van a traer petróleo"--, sin más palabras que no fueran el mensaje final de que "otro mundo es posible" con el que se cerró un concierto para el que no hubiera estado nada mal utilizar la fórmula de entrada más consumición. No se pueda dar más por menos dejando siete euros en taquilla. Una sala de conciertos de cualquier ciudad española no bajaría nunca de los 10 con este cartel.

La soledad, el desarraigo, los sueños o la confusión pasaron por las canciones de Bloomington, envueltas en un sonido que respondió con creces. "Los trenes parten sin destino. Persigo ese lugar donde no existen los milagros", dice Trenes rigurosamente vigilados , penúltimo tema del disco. Bloomington tiene que seguir viajando.

Texto: Carlos Ortiz

02 diciembre 2006

gran teatro. cáceres

Fue una noche muy especial.

El técnico de sonido y sus ayudantes: formidables. El encargado de las luces y sus ayudantes: formidables. La dirección y todo el personal del gran teatro: formidables.


Así es fácil tocar en directo.

El sonido fue excelente y todas las demás condiciones del Gran Teatro hic¡eron que éste haya sido el concierto en el que más hemos disfrutado y en el que más lejos hemos llevado nuestra propuesta musical.


Si todos los conciertos fueran así, todo sería más fácil.

Muchas gracias a todos los que vinieron y a toda la buena gente del Gran Teatro.

(Dentro de poco pondremos fotos, aunque, ahora mismo no tenemos ninguna. Si alguien hizo fotos y quiere mandarlas, se lo agradeceríamos muchísimo.)